LA FILOSOFÍA Y LOS CEO: CÓMO INCORPORARLA EN LAS EMPRESAS PARA EVOLUCIONAR Y MEJORARSE
FILÓSOFOS CONTEMPORÁNEOS CONSULTADOS COINCIDIERON EN QUE LA INCLUSIÓN DE PENSAMIENTOS RELACIONADOS CON ESTA DOCTRINA PUEDE SER UN GRAN APORTE PARA LOS DESAFÍOS QUE LOS EMPRESARIOS DEBEN ENFRENTAR.
En medio de la revolución del management que cuestiona viejas estructuras y antiguos paradigmas, el mundo empresarial intenta evolucionar y mejorarse. En esta búsqueda de herramientas para adaptarse a los cambios y entender lo nuevo, surge la filosofía como una alternativa a incorporar por los CEO. Expertos en el tema explicaron cuáles son los beneficios.
Ya lo decía el reconocido filósofo griego Sócrates: «El secreto del cambio es enfocar toda tu energía no en luchar contra lo viejo, sino en construir lo nuevo».
En esa línea, filósofos contemporáneos reforzaron esa idea y coincidieron en que la incorporación de pensamientos filosóficos puede ser un gran aporte en los muchos temas que las empresas deben enfrentar.
«Una de las ventajas de la filosofía como disciplina es que no tiene límites claros en su definición. Filosofar es reflexionar sobre cuestiones que tradicionalmente son dadas por sabidas o que nunca son problematizadas en profundidad. Creo que el ejercicio de poner en duda aquello que creemos saber es sano y ofrece herramientas únicas en cualquier ámbito pero es de especial interés en las compañías, en donde se tienden a rutinizar tareas o eternizar procesos sin chistar. Vivimos en una era de cambios volátiles y profundos, en donde los saberes tradicionales parecen ser insuficientes», sostiene el filósofo Tomás Balmaceda.
Sin embargo, aclara quela filosofía no promete resultados inmediatos. «No tiene la lógica del mercado por la que uno obtiene beneficios en relación con los resultados, pero brinda un marco de pensamiento y de ideas que es novedoso y que no se logra de otro modo… ¿alguien puede imaginar algo más increíble y liberador que encontrarse reflejado e interpelado por escritos de más de 2500 años? Es una experiencia única», destaca Balmaceda.
Por su parte, el filósofo Alejandro Rozitchner detalla: «Esta doctrina es un pensamiento abierto, amplio, más una indisciplina que una disciplina determinada, capaz de plantearse las cuestiones más generales que no caben en ningún otro ámbito de saber. En un mundo cambiante como el nuestro este pensamiento activo y creador puede ser un gran aporte en los muchos temas que las empresas deben enfrentar».
«Si la filosofía es este pensamiento capaz de creatividad y soluciones, como me gusta pensar que es, sin duda puede formar parte de un trabajo de mejora de resultados. La apertura de sus planteos no implican una lejanía con lo real, por el contrario, puede indicar puertas de entrada a cambios de enfoque aplicables y necesarios», considera.
En el marco del 54º Coloquio de Idea, el filósofo Darío Sztajnszrajber ya había planteado la importancia del lenguaje filosófico para el empresariado que supone un «acto de vanguardismo» en medio de la revolución del management para mejorarse y quebrar con los paradigmas actuales.
«La filosofía no resuelve problemas, los crea en aquellos lugares donde se nos dice que no hace falta problematizar la realidad. Es increíble que creamos que no hace falta problematizar la realidad siendo lo que somos, seres contingentes, provisorios, precarios, no nos aferramos a certezas incólumes para tratar de soportar lo insoportable que es este estado de precaridad existencial en el que estamos», apuntó Sztajnszrajber.
En ese sentido, se preguntó «sí el empresariado habla el lenguaje del sentido común, o lo que busca permanentemente es irse del sentido común y reinventarse permanentemente a sí mismo peleándose con lo que se espera que uno haga…. o no hay un empresariado, tal vez».
«Y tal vez lo que llamamos mundo empresarial no sea más que esa tensión permanente que por ahí está entre los que entienden el propósito empresarial del sentido común y en aquellos que lo entienden en términos de generar una diferencia», amplió.
«Ahora generar una diferencia supone un acto de vanguardia que es no cuajar con lo que se espera que uno haga. Algo arriesgado, perturbador, pero liberador, no me cabe dudas», afirmó el filósofo.
Aplicación de la filosofía en la práctica y sus resultados
Para Balmaceda, «consolidar el hábito de poner en duda aquello que pensamos que es seguro no es sencillo, ya que genera el vértigo de perder algunas certezas o de enfrentarse a decisiones difíciles. Pero una vez que se supera ese miedo, realmente es liberador comprobar cuán creativos y ocurrentes pueden ser incluso aquellos que hacen desde años trabajo de escritorio o que nunca leyeron un libro de filosofía».
«En mis cursos y workshops en empresas descubrí que incluso los gerentes más acartonados y tradicionales pueden concebir ideas fantásticas con un sano ejercicio filosófico de reflexión», revela.
«Si bien existen muchísimas aplicaciones concretas de este saber, la filosofía no busca ser una disciplina ‘productiva’, en el sentido de que genera en lo inmediato un producto o un resultado. Y aquí también en mi experiencia en grandes compañías encontré en un comienzo una resistencia, vinculada a cierta aversión al ocio, pero que cuando es abrazada se comprende mejor y da una nueva dimensión a la tarea, que comienza a ser liberadora», cuenta el filósofo.
Con respecto a los efectos que se conseguirían a través de incorporar esta sabiduría considera: «Poner en práctica estos espacios filosóficos vuelve más ágiles a las personas, más propensas a adaptarse a los cambios y a entender lo nuevo».
«Yo me imagino a personas formadas en este tipo de pensamiento abierto formando parte de reuniones en las que pueda sumar su perspectiva generalista a otras personas que conozcan el campo de la producción de la que se trate. Lo veo como un recurso ofrecido a quienes conocen el mercado más que como el origen de una verdad aplicable», indica Rozitchner.
FUENTE: InfoTechnology