Abrumada por sus finanzas en rojo, SanCor pasa la tijera: inició recorte de producción y estudia cerrar plantas
La compañía acumuló un rojo de $2.400 millones el año pasado, cinco veces más que el registro de 2014. Para enfrentar su pasivo, debió desprenderse de su unidad de yogures y postres y ya comenzó a desactivar parte de su producción en una de sus plantas. Preocupación por la cadena de pagos.
El horizonte cada vez se torna más oscuro para una de las compañías más representativas de la actividad lechera en la Argentina.
Sucede que, a pesar de la decisión de vender su estratégico negocio de yogures y postres a Vicentín, SanCor sigue presa de un vendaval de reveses que mantienen a esta empresa en una situación con pronóstico reservado.
A pesar de que acaba de sumar a su caja unos u$s100 millones por la transferencia de esta división -que también incluye la producción de flanes-, la compañía sigue en “zona de quiebra”, producto de números rojos que dejan en evidencia la crisis que atraviesa a todo el sector.
SanCor cerró el año pasado con una pérdida de más de $2.400 millones. Se trata de una cifra muy preocupante considerando que en 2014 el resultado negativo había sido de $447 millones. O los $305 millones de 2013.
Según el último balance, la empresa pierde a razón de medio millón de pesos por hora.
“Las pérdidas que sufre SanCor no tienen comparación en el sector. Más allá de las coyunturas propias de la actividad, la realidad es que la compañía quedó presa de sus propios errores administrativos», sostuvo a Manuel Ocampo, referente de la Asociación de Productores de Leche (APL).
En su último reporte sobre el estado financiero enviado a la Bolsa, el titular de SanCor, Gustavo Ferrero, vinculó la dramática situación de la compañía con los factores externos del sector lácteo y con la explosión de los costos de producción en el plano doméstico.
Entre otros aspectos, destacó el aumento de los combustibles y su incidencia en el gasto de transporte.
Además, detalló que las retenciones fijadas al agro durante el kirchnerismo “generaron alzasde gastos continuas que debieron ser afrontadas por los productores en desmedro de su yamenguada rentabilidad”.
Objetivo: achicar las operaciones
El presente negro que doblega a SanCor, tras la última decisión de vender su línea de yogures y postres a Vicentín, también está empujando a la unión de cooperativas a apelar a otras medidas drásticas para tratar de desacelerar de alguna forma el declive.
Una de ellas consiste en comenzar a acotar la operatividad de alguna de las plantas que la firma mantiene en funcionamiento.
La primera que está sufriendo un recorte en el nivel de actividad es la fábrica que posee en Coronel Charlone, en el partido bonaerense de General Villegas.
Según indicaron fuentes del Concejo Deliberante local, ya se inició un cierre progresivo aunque sin notificar a las autoridades del municipio.
La planta cuenta con una dotación que supera el medio centenar de operarios y, de hacerse efectivo, el cierre tendría un impacto muy fuerte sobre la economía de Charlone.
Según las fuentes consultadas, representantes distritales de agrupaciones políticas como el Frente Renovador ya elevaron pedidos a la Gobernación bonaerense e incluso a gremios como ATILRA para que intervengan y eviten la posibilidad de que esa planta cierre sus puertas.
Desde la compañía hasta el momento no emitieron ninguna comunicación oficial respecto del futuro del establecimiento que tiene en vilo a esa localidad de Villegas.
Sin embargo, el propio Concejo Deliberante de ese municipio envió una misiva al presidente Macri “a fin de reclamar su enérgica intervención en esta emergencia, adelantando el apoyo de este Cuerpo a toda gestión conducente a los efectos de restablecer la normalidad y continuidad de toda la actividad y personal actual de SanCor”.
“Deben desplegarse todas las acciones y fuerzas institucionales para evitar un enorme daño al esquema productivo regional. Una dramática decisión empresaria unilateral e inconsulta expresa hacia la ciudadanía la precarización del futuro”, expresaron concejales de distintos partidos políticos de Villegas.
“SanCor está en un proceso de reestructuración general. La compañía enfrenta hoy el duro desafío de volver a ser competitiva y retomar la eficiencia que ya no tiene. El problema es que es una empresa sobre dimensionada por la cantidad de plantas y personal, que no se condicen con lo que la empresa produce”, explicó.
“Toda esta crisis que afecta a la firma no es producto de una situación coyuntural. Es algo que viene de arrastre y desde hace mucho tiempo. Con la operación de Vicentín, SanCor dejó en evidencia que tiene abierto su capital accionario», añadió.
Villulla reconoció que los proveedores siguen con atención cómo viene siendo la respuesta de SanCor en lo que se refiere a su cadena de pagos.
Según el ejecutivo de Caprolecoba, la compañía todavía no ha fallado en sus obligaciones aunque sí destacó que la empresa figura entre las que más estira la cancelación de los compromisos.
Las causas del colapso
“SanCor tiene complicaciones que son propias de la firma, pero su situación hay que entenderla en un marco de crisis generalizada. Todo el sector lácteo sufre por la caída de precios a nivel internacional”, afirmó Hugo Biolcati, ex presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA).
El referente de esta actividad expresó que los costos de los insumos «se fueron por las nubes», en un contexto en el que la industria padeció «limitaciones en sus precios de venta, retenciones y trabas de todo tipo”.
No obstante, Biolcati coincidió con el diagnóstico que trazan otros referentes acerca de que la compañía quedó sobre dimensionada y pasó a ser muy poco productiva.
“SanCor arrastra una pésima gestión y una estructura improductiva que se reflejan en sus balances negativos”, sostuvo Manuel Ocampo, de APL.
El experto indicó que cuenta con 4.700 empleados, “siendo que por el volumen de leche y productos que procesa y elabora no debería tener más de 1.000”.
En otras palabras, tiene casi cinco veces más de personal de lo que realmente necesita.
En la misma línea, Ocampo afirmó que SanCor opera 12 plantas cuando podría concentrar toda su producción en apenas dos.
“Es una empresa que no llega a procesar 4 millones de litros por día. Debe estar en el orden de los 1.400 millones de litros anuales, una cifra pequeña para toda la capacidad instalada”, aseguró.
Para dejar en claro cuán excedido en tamaño se encuentra, Ocampo explicó que una potencia lechera como Nueva Zelanda emplea 12.000 personas para generar 22.000 millones de litros anuales.
«Acá se produce menos de la mitad y con 35.000 empleados”, dijo.
También marcó diferencias en lo que hace a los salarios: “En Nueva Zelanda se divide a razón de 60.000 dólares anuales. En la Argentina la cifra está en 40.000. Y siendo que el litro se abona 6 veces menos de lo que después se termina pagando en el supermercado”.
El último factor negativo que se suma a las causas que impactan en la situación financiera de SanCor está vinculado con los contratos firmados con el gobierno de Venezuela: a comienzos de 2016, la unión de cooperativas cerró un acuerdo para venderle al país caribeño hasta 40.000 toneladas de leche en polvo.
Se trata de una operación del orden de los $2.200 millones.
Hasta el momento, reconocen fuentes del sector, la compañía cumplió con todos los envíos. No así el gobierno de Maduro, que adeuda prácticamente todos los pagos.
FUENTE: Iprofesional