El dólar, en la montaña rusa: al Gobierno le cuesta parar la caída y vuelve el temor al atraso cambiario
Con el tipo de cambio amenazando con perforar el piso de $14, bancos públicos se lanzaron a la compra masiva de billetes verdes. Entre analistas hay opiniones encontradas: junto con las advertencias sobre el precio retrasado están quienes ven un nuevo ciclo regional de revaluación de monedas
El parque de diversiones Cedar Point en Ohio, Estados Unidos, cuenta con la montaña rusa más grande del mundo, de 68 metros de altura.
Quienes suban a su único vagón, vivirán una de esas experiencias no aptas para personas que sufren de vértigo, ya que éste se detendrá en el vértice de la caída cuatro segundos antes de comenzar a deslizarse a unos 120 km/h.
Muy lejos de allí, en Buenos Aires, opera otra «montaña rusa», que también les produce una sensación difícil de asimilar a quienes se trepan a ella.
No está en ningún parque de diversiones. Sólo basta con transitar las veredas del microcentro porteño y hacerse de dólares, que los hace disfrutar o sufrir la sensación propia de losaltibajos que viene experimentando la divisa.
El punto de partida del recorrido puede ubicarse allá por octubre, cuando cotizaba en el mercado oficial casi sin variantes, en torno de los $9,50.
Esa quietud hacía prever a muchos ahorristas que la divisa se encaminaba indefectiblemente a lo que sería su primer gran salto al vacío en el arranque de la gestión macrista.
Seis meses atrás, la sensación de incertidumbre era generada por la escasez, que obligaba a la gestión K a mantener casi cerrada toda la operatoria cambiaria, salvo algunas excepciones, como las ventas homeopáticas de dólar ahorro o el pago de algunos bonos verdes.
Luego -con el cambio de Gobierno- se produjo la más anunciada devaluación de la historia, medida con la que se llevó la cotización de esos magros $9,80 a casi $14,00, cifra que marcó el punto de partida de la era post-cepo.
De un día para otro, el salto fue del 44%. En un contexto de escasez y con las ventanillas cerradas al crédito externo, no pasó mucho tiempo para que el tipo de cambio escalara hasta los casi $16, allá por febrero.
El Banco Central entendió que ese debía ser el punto más alto de esa «montaña rusacambiaria«.
De modo tal que, a partir de entonces, condujo a la divisa en un marcado camino descendente. Concretamente, hasta los $14.
En estos días, el temor ya no es si volverá a subir fuerte sino, más bien, si puede pasar ubicarse por debajo de esa cifra.
En particular, ese temor lo experimentan quienes exportan sus productos al mundo en dólares, con costos internos en pesos que han subido aceleradamente.
Observan que el precio actual es prácticamente el mismo que el vigente apenas se desarmóel cepo, pese a que en ese lapso (cinco meses) la inflación trepó nada menos que un 25%.
De $9,80 a $14. De $14 a $16. De $16 de nuevo a estar cerca de $14, con la probabilidad de que pueda bajar aún más. Para que esto último no suceda, el Banco Central tuvo comprar casi u$s1.300 millones en apenas dos semanas.
Es, precisamente, este viaje en montaña rusa lo que altera los nervios de todos aquellos que intervienen en el mercado cambiario.
Y es lo que los hace pensar que, una vez más, puede volver a reeditarse un clásico argentino: el atraso cambiario.
¿Otra vez sopa? ¿Hay que volver a devaluar?
En los últimos días, han proliferado las advertencias sobre la recreación de viejos errores.
Desde la consultora Ecolatina -vinculada con Roberto Lavagna, principal asesor económico de Sergio Massa- advierten que la Argentina «vuelve a entrar en un ciclo de atraso cambiario«.
Concretamente, dan cuenta de un escenario en el que el Gobierno «no tiene presiones alcistas sobre la divisa sino que va a hacia un nivel inferior al actual«.
«Volvemos a entrar en un ciclo de atraso cambiario«, afirma Federico Semeniuk, gerente de Estrategia Financiera de la consultora.
Tal como lo hizo el Banco Central en estas últimas semanas, para que el precio del dólar no caiga aún más, sale al mercado a comprar fuerte y así acumula reservas.
El lado B de esta estrategia es que para hacerlo debe inyectar pesos al circuito y, al decir de Semeniuk, «eso va en contra del objetivo central del Gobierno de reducir la emisión«.
Aldo Pignanelli, ex presidente del BCRA, es otro de los que cree que el precio volvió a quedaratrasado y que se debería «actualizar un poco», movimiento que tendría que estar acompañado de una «baja de tasas».
«Con la inflación acumulada del año ya volvimos a tener un tipo de cambio atrasado«, expresa, al tiempo que señala que «resulta necesario que se actualice un poco».
¿Cuánto? Considera que si su precio de principios de año se ajusta por inflación, entonces debería ubicarse por encima de los $15.
El analista Federico Poli, coincide: «La devaluación de fines de 2015 trató de corregir unatraso cambiario que resultaba difícil de sostener».
Luego de la «montaña rusa» que ha experimentado su cotización -sumada a las modificaciones que tuvieron lugar en el plano local e internacional- considera que, bajo las actuales circunstancias, podría reeditarse esa tensión cambiaria.
Por el lado de los empresarios, Cristiano Rattazzi, presidente de Fiat Argentina, es uno de los que se encolumna entre los que piden una paridad más alta.
«No nos enamoremos de un tipo de cambio bajo, que lo que hace es favorecer la entrada decapitales golondrinas que no sirven en nada a la producción», advierte.
Rattazzi cree además que uno de los grandes desafíos de la Argentina sigue siendo el deresolver el problema del dólar.
«Hay que hacer como en Colombia, que devaluó un 80% con una inflación del 8%. No hay una atadura directa. El valor de la divisa depende de varias cosas, entre ellas de si los países a los que se les vende están o no en crisis y cómo evolucionan sus monedas«, expresa.
El «vecindario» atenúa el retraso
Entre quienes sostienen que aún no se ha entrado en un proceso de atraso cambiario está la consultora Economía y Regiones (E&R), fundada por el actual ministro del Interior, Rogelio Frigerio.
Desde esa firma entienden que la competitividad no sólo tiene que ver con el precio del billete verde, sino que intervienen otras variables que la pueden mejorar.
Entre ellas, por ejemplo, dan cuenta de una reducción en la presión tributaria o una suba en la productividad de los recursos utilizados para producir.
Para E&R, a la hora de querer analizar si el peso está sobrevaluado aparecen problemas técnicos que dificultan la comparación con el pasado reciente.
Por otro lado, entiende que en el plano local «el dólar es más caro que en el resto de lospaíses de la región», en un rango que va del 35% a casi el 60%.
«Estableciendo como punto de partida (base 1) la salida de la convertibilidad, el tipo de cambioreal de la Argentina es actualmente de 1,19″, afirman.
Y añaden: «Es más alto que en Brasil (0,75), Perú (0,84), Colombia (0,85), Uruguay (0,88) yChile (0,88)».
«El dólar en Argentina es más caro que en la región y, por lo tanto, el tipo de cambio real estácondenado a apreciarse en el largo plazo», apuntan sus analistas.
Por otro lado, creen que es posible evitar el atraso cambiario si el país cuenta con unsuperávit fiscal tal que le permita elevar el valor nominal sin que esta suba genere inflación. A esto le suman la necesidad de un férreo control de capitales.
Según el director de la consultora, Diego Giacomini «el billete verde está condenado aabaratarse«. Explica que el ingreso de dólares por la vía del circuito financiero y la obra pública intensificarán ese proceso.
Los números de la región les aporta un argumento adicional a quienes niegan que el billete verde haya quedado «barato».
Al ir de «paseo por el vecindario«, se observa una marcada suba de las monedas de la mayoría de los países de la región que ayudan a atenuar la pérdida de competitividad local.
A excepción de Uruguay, en donde el dólar avanzó casi 5%, en los otros países la mejora va del 3,5% (Paraguay) a casi el 10% (Brasil).
A estas variaciones se les debe sumar el efecto inflacionario. Al hacerlo, se observa que en laArgentina el alza del tipo de cambio ronda el 30% frente a lo sucedido en Brasil.
Perspectivas
El principal temor entre los empresarios es que el Gobierno se vea tentado a volver a usar eldólar como ancla para frenar la suba de precios, tal como ha ocurrido otras veces.
Esto, en un contexto en el que los costos en pesos se han disparado a raíz de la indexaciónsalarial, del sinceramiento tarifario y de la propia inercia inflacionaria.
Por lo pronto, todas las miradas están puestas en la estrategia que irá tomando el Banco Central con el costo del dinero (tasa).
Por lo visto en las últimas dos semanas -en las que el rendimiento de las Lebac cayó 2,25 puntos- va quedando claro que el temor a un peso sobrevaluado es compartido por elequipo económico.
Desde que el dólar está amenazando con romper el piso psicológico de los $14, el Banco Central abandonó sus prejuicios para intervenir en el mercado y se lanzó resueltamente aadquirir billetes verdes.
Desde ABC Mercado de Cambios, indican que esto se viene observando desde inicios de mayo: «El BCRA envió a los bancos oficiales a comprar. Llevan acumulado unos u$s1.100 millones».
Con la vista puesta en diciembre -largo plazo, para los parámetros argentinos- en el gremio de los economistas ven una cotización de entre $16,00 y $16,50.
Así se desprende del relevamiento realizado por prestigiosa consultora Focus Economics, que toma nota de las estimaciones de unos 30 bancos de inversión y agencias económicasnacionales e internacionales.
De confirmarse, implicaría un repunte cercano al 22% para 2016, frente a una inflaciónproyectada del 34%.
Así las cosas, el año cerraría con un billete verde que, en términos reales, estaría un 23% por encima del vigente en el último día del cepo.
La pregunta del mercado es si alcanzará para restablecer el equilibrio.
Fuente: iprofesional.com